Neuroesfinge: comprender los trastornos de la vía neurológica

Los trastornos del neuroesfínter son disfunciones que afectan a las esferas urinaria y anorrectal. Estos problemas pueden deberse a diversas causas, como malformaciones de la médula espinal, lesiones pélvicas o patologías de los esfínteres. En este artículo, tratamos de comprender estas afecciones y sus principales causas.

Malformaciones de la médula espinal y neuroesfinges

La médula espinal es una estructura esencial del sistema nervioso central, que transmite información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Las malformaciones de la médula espinal son anomalías congénitas o adquiridas que afectan a esta región y que a menudo provocan trastornos de los neuroesfínteres.

Espina bífida

La espina bífida es una malformación congénita caracterizada por un defecto en el cierre del tubo neural durante el desarrollo embrionario. Dependiendo de la gravedad de la malformación, la espina bífida puede provocar una alteración parcial o total de la función de los esfínteres, lo que provoca problemas de incontinencia urinaria o fecal, o incluso retención aguda.

Siringomielia

La siringomielia es una afección progresiva caracterizada por la formación de un quiste o cavidad dentro de la médula espinal. Esta afección puede provocar trastornos neuroesfinterianos, en particular disinergia vesicoesfinteriana (falta de coordinación entre la contracción del detrusor y la relajación del esfínter).

Lesiones pélvicas y disfunción esfinteriana

Las lesiones pélvicas también pueden provocar trastornos neuroesfinterianos. Las causas de estas lesiones son múltiples: accidentes de tráfico, caídas, intervenciones quirúrgicas y enfermedades inflamatorias.

Traumatismos pélvicos

Los traumatismos pélvicos pueden dañar los nervios responsables del control urinario y fecal, provocando problemas de incontinencia o retención. En algunos casos, puede ser necesaria medicación o cirugía para mejorar los síntomas.

Intervenciones quirúrgicas

La cirugía pélvica, como la prostatectomía radical o la histerectomía, también puede causar trastornos del neuroesfínter. De hecho, el riesgo de lesión nerviosa durante estos procedimientos es elevado, lo que puede dar lugar a complicaciones postoperatorias, incluida la disfunción del esfínter.

Las patologías esfinterianas y su impacto en la neuroesfinge

Por último, algunas patologías esfinterianas pueden provocar trastornos del neuroesfínter. Entre ellas figuran las lesiones del esfínter interno y externo del ano y la disfunción del detrusor.

Atrofia del esfínter

La atrofia esfinteriana es una reducción progresiva del tamaño y la fuerza de los músculos del esfínter. Puede deberse al envejecimiento natural o a determinadas enfermedades neuromusculares, como la esclerosis múltiple. Las personas que sufren atrofia del esfínter suelen tener problemas de incontinencia urinaria o anal.

Disinergia vesicoesfinteriana

La disinergia vesicoesfinteriana es un trastorno de la coordinación entre la contracción del músculo detrusor (responsable del vaciado de la vejiga) y la relajación del esfínter uretral. Esta afección puede provocar dificultades para vaciar completamente la vejiga, lo que se traduce en infecciones urinarias recurrentes, incontinencia o retención urinaria.

Tratamiento de los trastornos del neuroesfínter

El tratamiento de los trastornos del neuroesfínter varía en función de su causa y gravedad. Puede incluir :

  • Fármacos anticolinérgicos para inhibir la contracción involuntaria del detrusor;
  • Alfabloqueantes para relajar el esfínter uretral y facilitar el vaciado de la vejiga;
  • Rehabilitación perineal para fortalecer los músculos del suelo pélvico;
  • El uso de una sonda intermitente o permanente en casos de retención urinaria grave;
  • Procedimientos quirúrgicos, como la neuroestimulación sacra, para mejorar el control del esfínter.

En conclusión, los trastornos del neuroesfínter son disfunciones complejas que pueden estar relacionadas con diversas causas, como malformaciones de la médula espinal, lesiones pélvicas y patologías del esfínter. El diagnóstico y el tratamiento de estos trastornos requieren una atención multidisciplinar, que incluya urólogos, gastroenterólogos, neurólogos y fisioterapeutas.

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